La educación puede ayudar a romper el ciclo de pobreza en El Barrio
June 15, 2020 Category: Featured, Medium, PurposeRead this article in English.
Congreso de Latinos Unidos en Fairhill ayuda a una de las comunidades más pobres de la ciudad más pobre del país.
Según un estudio de The Philadelphia Collaborative for Health Equity, cerca del 46 por ciento de los latinos que viven en los vecindarios de Fairhill y Kensington viven debajo del nivel de pobreza. Según Congreso, 64 por ciento de las familias en su barrio viven con menos que $10.000 al año.
“Para muchos de estos estudiantes que crecen en la pobreza, simplemente no hay acceso a los recursos que son necesarios”, dijo Rita Mejías, una profesora asistente en Penn State Abington.
Mejías es una de los\profesores que son parte de un programa de inscripción doble (“dual enrollment”) que representa una colaboración entre Congreso y Penn State Abington. Ella enseña un curso de inglés a estudiantes de secundaria que han sido seleccionados para participar en el nuevo programa. Después de asistir a clases universitarias por dos años, los estudiantes terminan con créditos universitarios y un certificado de Penn State en rehabilitación y servicios humanos.
“Algunas de estas escuelas secundarias en El Barrio no les están dando [a los estudiantes] lo que necesitan para tener éxito en la universidad”, dijo Mejias. “Si les das los recursos, la orientación, el aliento … eso es lo que necesitan porque algunos de ellos vienen de hogares donde lo único que se ha visto es negatividad”.
Mejías es oriunda del norte de Filadelfia, y se identifica como un “producto de Congreso”. Sus padres no obtuvieron más que una educación primaria.
“Tenían que trabajar, tenían que pagar el alquiler y las cuentas”, dijo Mejias. “Por eso para mi, este programa es tan importante. Yo sé lo que es estar solo y tener ambición”.
Congreso quiere darle a sus clientes la oportunidad de ser económicamente autosuficientes. Ponerlos de pie, para que no tengan que depender de los programas de asistencia del gobierno, dijo Carlos Cartagena, director de servicios postsecundarios en Congreso.
“Pero hasta eso es un estereotipo”, dijo Cartagena. “La gran mayoría de nuestros clientes son obreros de clase trabajadora, que son dueños de sus hogares, y trabajan duro. Simplemente no se les ha ofrecido una forma de escalar más alto. La educación puede ser esa herramienta.”
Algo que siempre se subestima en estas situaciones, según Mejías, es la importancia de tener a alguien con que hablar sobre la realidad vivida de lo estudiantes de bajos recursos.
“Lo que he hecho es abrir mis horas de oficina para que puedan hablar conmigo”, dijo Mejias. “Solo hablar. Todos estos chicos han pasado por problemas que, por lo general, la gente no experimenta hasta tener unos treinta años. Estos niños solo tienen 16 o 17 años. No solo deberíamos estar preparándolos para la universidad, sino dandoles la oportunidad de solucionar— o por lo menos dejarlos hablar de — lo que les preocupa o asusta”.
La pobreza y la falta de educación están vinculados con la salud comunitaria, dijo Cartagena.
“Todas estas cosas sistémicas que no son comunes en una comunidad de clase media o media-alta, simplemente no se abordan en las escuelas públicas”, dijo Cartagena. “Especialmente si eres una minoría o persona de color. Y esta comunidad tiene una mala reputación. Aquí hay buena gente que viene de buenas familias, pero esos estereotipos y estigmas los mantienen en la pobreza.”