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Más allá del modelo de promotoras: estos proyectos también se centran en el bienestar de los inmigrantes

August 10, 2020 Category: FeaturedLongPurpose

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Nota del editor: puede volver a publicar este artículo en línea y en forma impresa bajo una licencia Creative Commons Atribución-SinDerivadas, siempre que no edite la pieza, se asegure de atribuir al autor, mencione que el artículo se publicó originalmente en Generocity, e incluya un enlace a la publicación original.

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Este último artículo de la serie de Generocity sobre el modelo de promotora analiza distintos modelos de bienestar liderados por miembros de comunidades inmigrantes de Filadelfia.

Así como la efectividad del modelo de promotora con los inmigrantes latinos se deriva de su contexto específicamente latinoamericano, los siguientes cuatro proyectos son esfuerzos liderados por la comunidad que responden al contexto cultural específico de distintas comunidades de inmigrantes. Financiado por la Fundación Scattergood, los proyectos se centran principalmente en las necesidades de bienestar dentro de las comunidades de inmigrantes africanos, chinos y coreanos. Más aún, uno de los proyectos está vinculado a una institución religiosa y está conformado por miembros de los múltiples grupos de inmigrantes que residen en el vecindario.

Existen diferencias significativas entre estos y el modelo de promotora, pero también similitudes significativas.

Programa de Bienestar Intercultural

Manuel Portillo, director de participación comunitaria del Welcoming Center for New Pennsylvanians, habló con Generocity sobre el Programa de Bienestar Intercultural (IWP), un proyecto conjunto entre el Centro de Bienvenida (Welcoming Center) y la Organización Africana de Salud Familiar (AFAHO).

El programa es para inmigrantes y refugiados de África, el Caribe, América Latina y el sudeste asiático que desean apoyar a su comunidad en términos de bienestar, manejo del estrés y la utilización de mecanismos de afrontamiento para abordar los desafíos que enfrentan en Filadelfia.

Manuel Portillo.

“Estas son dos organizaciones distintas; sin embargo, nos unimos porque encontramos puntos en común. El Centro de Bienvenida tiene experiencia en el desarrollo de estrategias exitosas para que los inmigrantes se integren en la economía y la vida social de la ciudad. AFAHO es experto en ofrecer servicios de salud a las comunidades africanas y caribeñas en nuestra ciudad”, dijo Portillo.

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El objetivo del programa es ayudar a los inmigrantes recién llegados a desarrollar habilidades, conocimientos y relaciones que pueden ser fundamentales para ayudarlos a ellos mismos y a su comunidad. Portillo dijo que actualmente están trabajando en la implementación de una nueva iniciativa dentro del programa que se centrará en abordar la salud del comportamiento en comunidades locales con un enfoque popular.

“Comenzamos hace unos dos meses y solo realizamos una sesión de entrenamiento. Debido a la pandemia, tuvimos que ponerla en espera; ahora estamos volviendo a eso, adaptándonos a la nueva situación ”, dijo. “Tuvimos que rediseñar el programa para asegurarnos de que funciona en las circunstancias actuales”.

Este programa de bienestar tiene como objetivo ayudar con el lenguaje opresivo de la salud mental en la comunidad inmigrante.

“Queremos aprender de las personas y desarrollar un nuevo lenguaje que refleje la comprensión y la realidad de los inmigrantes en Filadelfia. Sabemos que ellos son un recurso. El enfoque clínico tradicional de la salud del comportamiento tiene poco impacto en las comunidades inmigrantes. A un nivel muy personal, no creo que funcione ”, agregó.

Si los inmigrantes africanos no quieren participar en iniciativas relacionadas con la salud mental, ¿cómo los alcanza IWP?

“Nos enfocamos en escuchar y vemos a las comunidades como creadores de contenido y conocimiento. Las comunidades tienen mucha experiencia, comprensión e información y queremos aprovechar eso y aprender de ellos”, dijo Portillo. “Queremos que las comunidades definan qué es el bienestar para ellos y no sigan la definición académica de bienestar”.

Programa de Bienestar Familiar para Inmigrantes Chinos

Esther Hio-Tong Castillo es la gerente del proyecto del Programa de Bienestar Familiar para Inmigrantes Chinos (CIFWP por sus siglas en inglés), una colaboración entre la Corporación de Desarrollo del Barrio Chino de Filadelfia-PCDC y Hall-Mercer.

Esther Hio-Tong Castillo.

CIFWP comenzó su trabajo a principios de 2020. El plan era crear grupos focales para descubrir las necesidades de bienestar mental en la comunidad de inmigrantes chinos.

“La salud mental es un tema tabú para muchos chinos”, dijo Castillo. “Pasamos tiempo descubriendo cuál sería el mejor idioma, cómo hacemos la traducción, si queremos o no usar la palabra ‘mental’. En febrero, íbamos a empezar con los grupos focales pero de repente nos tocó COVID-19.

“Así que se vinieron abajo todos esos planes. Tuvimos que luchar por ponernos en pie, como todos los demás ”, dijo.

En marzo, CIFWP decidió enfocarse en una encuesta en línea. “En los grupos focales puede uno plantear preguntas abiertas y la conversación es más orgánica, mientras que en las encuestas es por lo general, más restringida”, dijo Castillo. “Sin embargo, incluimos preguntas abiertas en nuestra encuesta para averiguar cuáles son las necesidades, y tuvimos la suerte de que recibimos más de 80 respuestas a la encuesta”.

CIFWP quería descubrir si las personas se sentirían cómodas uniéndose a talleres virtuales en línea y, de ser así, qué tipo de apoyo técnico se necesitaría y en cuáles temas serían de interés.

En abril y mayo, CIFWP comenzó a ofrecer talleres semanales tanto en cantonés como en mandarín.

Escucharon las preocupaciones de los padres que lidian con el estrés: para aquellos con niños mayores que ya están en la universidad, la pandemia fue difícil de manejar. Para los padres con niños más pequeños, el aprendizaje en línea provocó muchas dificultades. Castillo dijo que con barreras de idioma todos estos retos se hacen aún más difíciles.

“Esos factores estresantes han disminuido el bienestar mental de muchos de nuestros clientes”, dijo, “así que decidimos preparar los talleres para los padres”, agregó.

CIFWP también celebra un taller de bienestar en inglés todos los jueves para los jóvenes. “Muchos se están preparando para los exámenes, así que [CIFWP] también brinda apoyo para la tarea y apoyo de bienestar mental. Además, proveemos una serie de talleres de planificación de carreras para ayudar a aquellos jóvenes que están en la escuela secundaria o los que están por graduarse, para reflexionar sobre la vida universitaria y sus futuras carreras ”, dijo Castillo.

CIFWP depende de la generosidad de las personas para ofrecer su tiempo y conocimiento como voluntarios. Para los talleres, la organización trabajó con un psicólogo profesional que ofreció su tiempo y experiencia para desarrollar el contenido con Castillo (Castillo es socióloga). La organización también cuenta con estudiantes voluntarios.

En la primera semana de los talleres, habían cuatro o cinco participantes, pero esos números han aumentado significativamente. “La semana pasada en el taller cantonés, tuvimos 17 participantes y en el taller de mandarín, tuvimos 21”, dijo Castillo. “Recibo regularmente mensajes de texto de [participantes] que me dicen lo útil que les es y que aprendieron mucho —especialmente en el taller de comunicación con niños— para aliviar las tensiones que existen en la familia. [La participación] está creciendo rápidamente. Creo que seguirá creciendo “.

La Iniciativa Mente, Cuerpo, Espíritu y Espacio

Clara Jerez, parte del personal del Centro Aquino, supervisa la Iniciativa Mente, Cuerpo, Espíritu y Espacio de la organización.

“La vida espiritual y el bienestar mental son una parte esencial de lo que hacemos en [el centro y] la parroquia de Santo Tomás de Aquino“, dijo Jerez. “Ofrecemos una mano amiga y, a través de nuestros programas, capacitamos a las familias e individuos inmigrantes para prosperar bajo cualquier circunstancia”.

“Entendemos el impacto de COVID-19 y el daño extenso que está creando tanto para el bienestar físico como el bienestar mental de las comunidades de inmigrantes, y especialmente entre nuestras comunidades latinas y asiáticas ”, agregó. “Como organización arraigada en la comunidad, nos hemos convertido en un lugar seguro para que [los miembros de la comunidad] se comuniquen cuando surja alguna necesidad esencial. Nuestra parroquia, ubicada donde viven múltiples comunidades de inmigrantes, está comprometida a apoyarlos ”.

Muchos de los componentes de las iniciativas, antes y durante COVID-19, responden a las necesidades sociales de los miembros de la comunidad inmediata. “Más allá de la ayuda espiritual y mental, también ofrecemos un lugar de culto, además de … nuestras múltiples áreas de servicio que incluyen educación, servicios sociales, seguridad alimentaria y cuidado de niños”, dijo Jerez. “Confiamos en los miembros de la comunidad como voluntarios. Muchas veces, estamos sirviendo como mentores, entrenadores o guías para ayudar al individuo en cualquier aspecto de su situación “.

Uno de los ejes principales durante la emergencia de COVID-19 ha sido mantener a la comunidad unida e informada. El Centro ha proporcionado espacios para que las personas hablen y hagan preguntas.

“Nos hemos acercado a la comunidad con un espacio para la oración en diferentes idiomas. Orar por los enfermos, por los fallecidos y por las intenciones individuales y conectarlos con la Palabra de Dios ha sido esencial para la comunidad durante este momento difícil ”, dijo Jerez. Además, el Centro creó una oficina virtual donde las personas pueden llamar y hacer preguntas.

“Ha sido una salida para el grupo hablar sobre su situación, el impacto del virus, la vida familiar y los problemas de los niños. También ha servido como grupo de apoyo. ESL en línea, un grupo juvenil en indonesio, entre otros, son los programas que hemos mantenido virtualmente ”, dijo.

Según Jerez, el Centro también ha podido brindar apoyo económico a algunas familias además de ser un medio de información. “Les damos todos los recursos disponibles para poder hacer frente a estas circunstancias difíciles”, dijo, “pero siempre con un mensaje de esperanza”.

Asociación Coreana Americana del Gran Filadelfia

Cuando la Escuela de Ciudadanos de Tercera Edad de Corea recibió fondos del Fondo de Bienestar Comunitario de la Fundación Scattergood, el apoyo reconoció la importancia del proyecto para mantener la salud de las personas mayores y para conectarlos con actividades saludables con base en la cultura coreana.

Sharon Hartz.

Pero ese es solo un programa de la Asociación Coreana Americana del Gran Filadelfia (KAAGP por sus siglas en inglés), dijo la presidenta de la organización, Sharon Hartz. Cuando primero se sintió el efecto de la pandemia, el KAAGP tuvo la tarea de no solo lograr que sus 78 líderes actuaran en acuerdo, sino también tuvo que pensar cómo los comités responderían a COVID-19.

Hartz dijo que los miembros de la asociación comenzaron el distanciamiento social en marzo, y tuvieron que descubrir cómo obtener información tan pronto como estuviera disponible, porque sus comunicaciones llegan a miles de miembros de la comunidad que confían en estos anuncios, en especial las personas de tercera edad que tienen barrera de idioma, son vulnerables, y viven en casa.

Este esfuerzo de comunicación se realiza a través de mensajes de texto desde dispositivos móviles. Con 78 líderes comunitarios, cada uno está conectado a más de 50 personas, por lo que tienen un alcance total de 10.000 personas. Y aunque el proceso se estableció en respuesta a COVID-19, la asociación encontró que fue útil durante los disturbios civiles que tuvieron lugar en la ciudad después de las protestas por el asesinato de George Floyd por la policía.

Unos 60 negocios coreanos se vieron afectados por el saqueo. “Esta es una situación devastadora para muchos de los propietarios de pequeñas empresas coreanas”, dijo Hartz cuando Generocity habló con ella poco después del 31 de mayo. “Los oficiales y voluntarios de KAAGP están tratando de encontrar formas de ayudar con todos los recursos de diferentes entidades [dentro de la asociación]”.

El fin de semana en que sucedió el saqueo, los líderes de KAAGP enviaron información a través de sus textos grupales y Hartz estima que diez o veinte mil personas se enteraron de lo que había sucedido.

Explicó cómo funciona este “árbol de mensajes de texto” informativo cuando hay necesidad de impartir información: “Diez personas están trabajando para obtener recursos del liderazgo principal y los informes diarios se entregan a través de esa plataforma de comunicación. Los periódicos coreanos en línea también trabajan con nosotros y nos envían información electrónica todos los días ”.

Cuando Trump comenzó a llamarlo “el virus chino” en lugar de COVID-19, los miembros de la comunidad coreana querían unirse y hacer algo colectivamente para contrarrestar el sesgo.

Hace unas 12 semanas, KAAGP se embarcó en una campaña comunitaria para crear mascarillas.

“Las tintorerías coreanas están cerradas”, dijo Hartz. “Comenzamos a crear mascarillas detrás de los negocios cerrados. Se nos ocurrió la idea de contribuir y obtener donaciones. Después de 10 semanas, unas 10 organizaciones coreanas diferentes estaban trabajando juntas [para hacer y conseguir] mascarillas desechables, quirurgicas, N95 y hechas a mano. Contribuimos 20.000 máscaras a hospitales locales, hogares de ancianos y estaciones de policía ”.

Cuarenta voluntarios cortaban materiales, cosían mascarillas y los entregaban. “Pues sí, un gran trabajo en equipo”, dijo Hartz. “También estamos recibiendo donaciones monetarias, así como máscaras quirúrgicas manufacturadas o de N-95. Además, nos comprometimos con empresas chinas y nos traen comida para distribuir juntos”.

Al igual que las promotoras del Movimiento Nuevo Santuario, los miembros de KAAGP han utilizado un banco telefónico para mantenerse al tanto de su comunidad y ayudar a las personas a aclimatarse a la divulgación de información y capacitación a través de Internet, y también han comenzado un fondo de ayuda de emergencia.

“Muchas personas [de primera generación] no están usando Internet”, dijo Hartz. “Debido a la pandemia, no pudieron venir a nuestro edificio para obtener servicios, especialmente personas mayores. Comenzamos a enviarles información y videoclips; Hicimos llamadas telefónicas para darles instrucciones sobre cómo hacerlo. Hicimos unas 3.000 llamadas telefónicas”.

En términos del fondo de ayuda, dijo que todos están aportando su tiempo y experiencia. “Un líder comunitario donó $10.000 para comenzar, para ayudar a las personas que no obtuvieron fondos del gobierno”, dijo Hartz. “Sabemos que hay muchas personas que luchan financieramente, con alquileres y con expedientes sin tramitar, que ni siquiera pueden solicitar asistencia. Comenzamos a ayudarles a acumular fondos. Planeamos dar unos cien dólares por persona, a unos 50 individuos”.

“Todos tenemos la misma idea”, dijo, “Necesitamos ayudarnos los unos a los otros”.

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